Las Hadas (y II)
Las Hadas es un cuento (sí, efectivamente) de hadas escrito por Charles Perrault y publicado en su colección "Los cuentos de Mamá Ganso" en 1697. Si os apetece leer el original en francés: Les Fées, pinchad aquí.
Como muy bien apuntaba Di en su comentario, en esta historia parece que se esté empujando a la competencia e incluso el odio entre hermanos (en este caso entre hermanas). Pero según dice Bruno Bettelheim en su libro "Psicoanálisis de los cuentos de hadas", los cuentos de hadas tratan la rivalidad entre hermanos porque los niños sienten esa competitividad hacia sus hermanos y hermanas. Bueno, quizás se pueda aceptar eso. Pero, ¿y por qué es siempre el hermano (aunque generalmente la hermana) mayor el que es mala gente, envidioso y egoista, y el hermano (o heramana) pequeño el que es buena persona, dulce y comprensivo? Pues según Bettelheim, que se diga que es el hermano pequeño el bueno no quiere decir que sea el más jóven sino el más débil. Esto si que no me lo creo, que a quienes somos primogénitos o primogénitas los cuentos de hadas normalmente nos hacen un flaco favor.
Otro tema es la maldita manía que tienen los ilustradores de cuentos infantiles de pintar siempre a la chica buena de rubia y a la mala de morena (menos mal que tenemos a Blancanieves para salvar nuestra reputación).
Pero volvamos a Las Hadas. Aunque en la moraleja del original, Perrault habla de que si las buenas maneras y el hacer el bien es lo que hace que se tenga éxito (o algo así), la historia realmente muestra otra moraleja: Hagas lo que hagas vas a acabar pasándolo mal. Pues sí, parece que no hay solución correcta, cuando una persona (que sea hada de incógnito) te pide que le des de beber, pues harás mal de todas maneras, puesto que te concederá un "don" para que cada vez que hables eches algo por la boca. Porque tanto si se echan sapos como diamantorros mientras se está hablando, la situación no debe de ser nada agradable.
En la historia se le reprocha todo y más a la hermana mayor (la que echa sapos), pero nadie dice nada del comportamiento de la madre, que si lo analizamos bien parece ser que es quien tiene la culpa de todo. ¡Señora! ¡No muestre esos favoritismos, que se supone que se quieren a todos los hijos por igual!. Además que esta viuda, cuando cree que su hija menor es la culpable de las culebras que salen por la boca de la niña de sus ojos, la echa de casa. Y más tarde, cuando se cansa de barrer las alimañas que escupe su primogénita, también la acaba echando de casa.
El final-dramón del cuento es muy Perrault, la hija mayor se va a un rincón del bosque a morir sola, toma final de culebrón (muy acorde con la chica, por cierto).
Perrault orgulloso en las Tullerías de París.
Como muy bien apuntaba Di en su comentario, en esta historia parece que se esté empujando a la competencia e incluso el odio entre hermanos (en este caso entre hermanas). Pero según dice Bruno Bettelheim en su libro "Psicoanálisis de los cuentos de hadas", los cuentos de hadas tratan la rivalidad entre hermanos porque los niños sienten esa competitividad hacia sus hermanos y hermanas. Bueno, quizás se pueda aceptar eso. Pero, ¿y por qué es siempre el hermano (aunque generalmente la hermana) mayor el que es mala gente, envidioso y egoista, y el hermano (o heramana) pequeño el que es buena persona, dulce y comprensivo? Pues según Bettelheim, que se diga que es el hermano pequeño el bueno no quiere decir que sea el más jóven sino el más débil. Esto si que no me lo creo, que a quienes somos primogénitos o primogénitas los cuentos de hadas normalmente nos hacen un flaco favor.
Otro tema es la maldita manía que tienen los ilustradores de cuentos infantiles de pintar siempre a la chica buena de rubia y a la mala de morena (menos mal que tenemos a Blancanieves para salvar nuestra reputación).
En un lugar de la Mancha... pdof-pdof....
Pero volvamos a Las Hadas. Aunque en la moraleja del original, Perrault habla de que si las buenas maneras y el hacer el bien es lo que hace que se tenga éxito (o algo así), la historia realmente muestra otra moraleja: Hagas lo que hagas vas a acabar pasándolo mal. Pues sí, parece que no hay solución correcta, cuando una persona (que sea hada de incógnito) te pide que le des de beber, pues harás mal de todas maneras, puesto que te concederá un "don" para que cada vez que hables eches algo por la boca. Porque tanto si se echan sapos como diamantorros mientras se está hablando, la situación no debe de ser nada agradable.
Culebra de las muchas que trajo al mundo la hermana mayor.
En la historia se le reprocha todo y más a la hermana mayor (la que echa sapos), pero nadie dice nada del comportamiento de la madre, que si lo analizamos bien parece ser que es quien tiene la culpa de todo. ¡Señora! ¡No muestre esos favoritismos, que se supone que se quieren a todos los hijos por igual!. Además que esta viuda, cuando cree que su hija menor es la culpable de las culebras que salen por la boca de la niña de sus ojos, la echa de casa. Y más tarde, cuando se cansa de barrer las alimañas que escupe su primogénita, también la acaba echando de casa.
El final-dramón del cuento es muy Perrault, la hija mayor se va a un rincón del bosque a morir sola, toma final de culebrón (muy acorde con la chica, por cierto).
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