Cuentitis aguda

martes, noviembre 06, 2007

La Sirenita (II)

Enlace a parte (I)


Cuando la sirenita llegó por primera vez a la superficie y empezó a respirar, le entró una tos muy tonta (de eso no le habían hablado sus hermanas). El mar estaba en calma y no soplaba el viento, y la sirenita se fijó en que su pelo no flotaba libre sobre ella como hacía cuando estaba bajo el agua, sino que se quedaba todo aplastado y sin gracia (de eso tampoco le habían hablado sus hermanas). Por suerte el mar estaba en calma y estaba atardeciendo, todo era tan bonito que se olvidó de sus toses y de su pelo chuchurrío. A lo lejos vio un barco que tenía luces y música. La sirenita se acercó nadando para cotillear un poquito. Se asomó por una de las ventanas que despedía luz y vio que ahí tenían montado un buen "sarao". Había un montón de hombres muy bien vestidos y entre todos ellos vio a un príncipe que tenía muy buena planta. La sirenita supo que era un príncipe porque tenía mucho instinto para estas cosas y porque el chico llevaba una corona. El joven tenía unos ojazos negros que quitaban el sentido. Era el dieciséis cumpleaños del príncipe y de ahí lo del fiestorro que tenían organizado y todos los marineros bailaban y cantaban.

Sirenita cotilleandoLa sirenita se nos ha enamorado.

Cuando la sirenita vió que el príncipe salía a cubierta, le pareció que el chico no andaba sino que flotaba y que era el tío más buenorro que había visto jamás (bueno, que había visto ese día, porque nunca antes había visto tíos, sólo sirenos) y empezó a sentir un nesequé que hacía que le temblara hasta la aleta, se había enamorado hasta los tuétanos de sus espinas. Se quedó allí mirando al príncipe y atontada sin darse cuenta de que había anochecido, se había encapotado el cielo y amenazaba tormenta. Cuando volvió del estado de babeo intentó avisar a los marineros pero era tarde. La tormenta era brutal y el barco se movía como si fuera una cáscara de nuez. Con tanto movimiento los marineros se mareaban y se iban cayendo por la borda. El príncipe también cayó al agua. El barco zozobró y se hundió en las profundidades marinas. Todos los compañeros de travesía del guapo mozo se habían subido a los botes salvavidas, pero al príncipe no se le veía por ningún sitio.
La sirenita se sumergió en el agua y ahí vio a su querido príncipe que bajaba y bajaba hasta el fondo.... la sirenita se puso muy contenta pensando que ahora el chico iba a estar junto a ella. Pero en ese momento recordó lo que les pasaba a todos los humanos que iban a los terrenos palaciegos de su padre se ponían azules y luego subían a la superficie. La sirenita decidió que no quería que el príncipe muriera, así que fue en su búsqueda arriesgando su propia vida para salvarle. Cuando lo alcanzó el príncipe estaba desmayado y de no haber sido por la sirena habría muerto. La sirenita le arrastró hacia arriba para que pudiera sacar la cabeza fuera del agua y se quedó allí, flotando con su chico en brazos y mirándole embobada.

RescateLa sirenita salva a su hombre.

Cuando amaneció la mar estaba ya en calma y la tormenta había cesado. La sirenita besó a su príncipe, que aun estaba con los ojos cerrados, en la frente y le encontró cierto parecido con la estatua que ella tenía en su jardincillo. Deseaba tanto que el príncipe viviera...
Las olas habían llevado a la pareja hasta que se divisó tierra firme. Se podían ver a lo lejos las montañas y bosques y un edificio muy grande que parecía una iglesia o un convento. La sirenita nadó hasta la pequeña playa que había en la orilla y allí tumbó a su hombre para que se recuperara. El bucólico y posible momento playero a lo “De Aquí a la Eternidad” lo estropearon los sonidos de las campanas y el correr de unas jóvenes que salían del edificio armando bulla y jaleo. La sirenita hizo mutis por el foro asustada de ver a tanta gente y se escondió tras unas rocas que estaban en el mar, observando a ver qué pasaba con su chico. Una de las jóvenes se acercó a él, llamó a sus compañeras e intentó socorrer al náufrago. El príncipe abrió los ojos y sonrió. Estaba vivo.La sirenita estaba loca de contenta de que el príncipe estuviera vivo, aunque a ella no le había sonreído, puesto que no sabía que había sido ella (y no la pava de la playa) quien le había salvado, ni tan siquiera la había visto jamás.
La sirenita siempre había sido introvertida y callada, pero después de haber conocido al príncipe aun lo era más. Sus hermanas le preguntaban qué es lo que había visto o hecho en su primera salida a la superficie, pero la sirenita no soltaba prenda, sólo suspiraba. Los suspiros de sirena no son nada discretos porque de sus bocas sale un torbellino de burbujas.

Sirenita suspirandoLa sirenita se va a desinflar con tanto suspiro.

La pequeña sirena subía todas las mañanas y las tardes a la superficie y se pasaba horas mirando la playita donde había visto por última vez a su príncipe. Vio pasar las estaciones del año. Conoció el verano y vio cómo crecían las frutas en los árboles. También vio cómo cambiaban los tonos de las hojas de las plantas en otoño. Y hasta supo lo que era la nieve en invierno. No había vuelto a saber nada de su príncipe, pero ella siempre volvía al mismo sitio por si el chico aparecía de nuevo. Lo úncio que consolaba a la sirena era abrazar la estatua que tenía en su jardín, aquella que tanto se parecía al príncipe.
Ya no podía soportar más tener el secreto bien guardado, al final sucumbió a las insistentes preguntas de sus hermanas sobre qué era lo que le pasaba. La sirenita les contó lo de la fiesta en el barco, lo guapo que había encontrado al chico, lo de la tormenta y el rescate y que jamás le había vuelto a ver. Las hermanas de la sirenita, viendo que la pequeña necesitaba animarse viendo al príncipe, investigaron y por fin supieron quién era el chico que tanto le molaba y dónde estaba su palacio. Llevaron hasta allí a la pequeña para que viera a su "amol". El palacete era suntuoso y se podía ver el poderío económico de la familia real a la legua. Del palacio salían unas escaleritas que llegaban al mar.

Sirenita babeando por el príncipeLa sirenita cotilleando descaradamente a su príncipe.

Ahora que la sirenita sabía dónde vivía el príncipe, se pasaba las horas observándole sin ser vista. Le encantaba subir a verle y observar las rarezas humanas. La sirenita empezó a preguntarse por aquel agujerito que tenían los humanos en medio de la barriga. Le encantaba ver correr, andar, saltar y bailar a su chico. Qué de cosas podían hacer los humanos en la superficie, y todo era tan distinto al mar... Ninguna de sus hermanas podía contestarle a las miles de preguntas que tenía sobre la naturaleza humana, así que decidió preguntar a su abuela que era la que más sabía de zoología. (Para acelerar la narración, omitiré los blubs y los glubs a partir de ahora)
"Verás, hija, el agujerito (como tú lo llamas) de la barriga se llama ombligo y lo tienen porque los humanos son vivíparos, no ovíparos como nosotros" La sirenita atendía a las explicaciones de su abuela aunque no llegaba a comprender lo que le decía. "Los hombres tienen una especie de gonopodio y las mujeres no ponen huevos sino que sus crías ya salen moviéndose, lo cual es muy doloroso."
"Abuela, si los humanos no se caen al mar, ¿pueden vivir para siempre y nunca morirse, no como nosotros?"
"No, hija, los humanos se pueden morir por muchos motivos, no sólo por ahogarse. Ellos mueren como nosotros. Bueno, viven mucho menos que los sirenos y las sirenas, nosotros podemos vivir hasta los trescientos años, pero ellos viven mucho menos. Nosotros cuando morimos nos convertimos en espuma de mar y ya nunca más vivimos. Se dice que los humanos tienen un alma inmortal que nunca muere."
"Pues entonces yo quiero ser humana y tener un alma inmortal de esas"
"¿Pero qué dices, pequeña? ¡Si aquí somos mucho más felices de lo que ningún humano pueda ser en la superficie! No hay atascos ni humo en los bares."
"¿Y hay alguna forma de conseguir ese alma inmortal para ser humano?"
"No," dijo la abuela " a no ser que un humano se enamore de ti y te quiera tanto que te anteponga a su padre y su madre, y todos sus pensamientos y su amor sean para ti, y además se tiene que comprometer contigo de por vida. Entonces el humano te dará un alma inmortal manteniendo la suya propia. Pero eso no puede pasar nunca porque la cola de una sirena, que a nosotros nos parece tan hermosa, entre los humanos es considerada horrible. Para ellos lo bello es tener las largas extremidades inferiores, que ellos llaman piernas, y que son bastante malas para nadar."
Al escuchar el inmenso suspiro que dio su nieta, la anciana le dijo: "Bueno, hija, no te pongas así de tristona, que aun te queda mucha vida por delante y no pienses más en la muerte. Vamos al fiestorro que da tu padre hoy, que nos lo vamos a pasar muy bien".
El rey del mar daba efectivamente una gran fiesta de esas que no se ven normalmente en la tierra. En el gran hall del palacio nada era sencillez, todo era lujo. Las seis princesas daban un recital en el que la pequeña sirenita era la primera voz. La hija menor era la que teníala voz más dulce y la que encandilaba a todo el mundo cuando cantaba. Cuando acabó su actuación, la sirenita se retiró a su jardín para estar un rato a solas y pensar.
"¿Por qué voy a estar amargada lo que me queda de vida?" - pensó para sí - "Si yo lo que quiero es estar con mi príncipe, haré todo lo posible para poder conseguirlo. La única sirena que me puede ayudar es la bruja del mar, así que me tragaré el miedo que me produce e iré a pedirle consejo. Quiero conseguir ser humana para poder pasar el resto de mis días con ese hombre tan buenorro".

Desenredándose el peloLa sirenita se da cuenta de que el agua de mar es malísima para el pelo .


... continuará...

3 Comentarios:

  • Sólo decirte que la Sirenita es mi cuento favorito y que me encanta cómo lo estás contando.
    Qué dibujos más bonitos pones.

    Por Blogger Di, el 09 noviembre, 2007 17:22  

  • Me alegro de que te esté gustando, Di.
    A ver si el final te sorprende ;)

    Por Blogger marijelo, el 10 noviembre, 2007 10:23  

  • poPor cierto, a ver si te estiras un poco más con la frecuencia de los posts...que llevo varios días esperando el final del cuento!!!:-D
    El final de la Sirenita me lo se: Se transforma en espuma de mar, y los ángeles celestiales le conceden un alma inmortal, así que sube al cielo y se convierte en un ángel.
    Estoy deseando ver como lo cuentas.
    :-).

    Por Blogger Di, el 29 noviembre, 2007 11:04  

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