Cuentitis aguda

miércoles, mayo 07, 2008

Hansel y Gretel (II)

Enlace a parte (I)


N
ada más que vieron aquella construcción hiper-calórica, Hansel y Gretel, que estaban demacrados por el hambre que habían pasado los últimos días solos por el bosque, se lanzaron corriendo hacia la casa y empezaron a comer trocitos de la vivienda. "Gretel, esto es el paraíso. ¡Esto es el despiporre!" Hansel se lanzó a por los bastones de caramelo que hacían de pilares de la casita. A Gretel le faltó tiempo para comerse los marcos de las ventanas que estaban hechos de mazapán. Cuando los niños estaban lamiendo el helado de vainilla y chocolate que cubría el tejado, se oyó una vocecilla desde el interior de la casa: "¿Quién mordisquea mi casa?" "Nadie, nadie, señora, es el viento el que hace ruido", dijo Hansel, que siguió comiendo la verja que estaba hecha de regaliz. Gretel no se distrajo de su aperitivo a base de peladillas que era lo que formaba el caminito a la puerta de la cabaña.
De pronto, por la puerta salió una anciana mujer apoyada en un bastón. Hansel y Gretel se asustaron y pararon su banquete. "Ay, pobres niños... ¿Qué hacéis los dos sólos en medio del bosque? ¿Por qué no pasáis y así no cogéis frío? Os daré comida un poco más sana que lo que os estáis metiendo entre pecho y espalda. Pasad, pasad".

La bruja sale a escenaLa propietaria de la casita de chocolate es todo dulzura.

La anciana agarró amablemente la mano de los niños y les condujo al interior de su hogar. Hansel y Gretel tenían los ojos como platos e iban dando saltitos por el subidón de azúcar que llevaban. La vieja les dió un vaso de leche caliente, unos cereales con fibra, una pera y unas nueces. "Tomad esto que es muy sano, no vayáis a poneros malos. No deberíais ir por ahí comiendo las casas de la gente, por mucha hambre que tengáis." "No señora, es usted muy amable y buena con nosotros. Y muy atenta pensando en nuestra salud." "Claro hijo, es que si no os cuidáis y coméis sano luego tenéis demasiada grasa y podéis ser indigestos... quiero decir..."
La señora les dió unas mantas para que durmieran en la habitación de invitados y les puso unas sábanas de franela porque la casa no tenía calefacción por miedo a que la cimentación del edificio sufriera. Gracias a la cena que les había dado la vieja, los niños tuvieron una buena digestión y pudieron dormir a pierna suelta. Aquello era el paraíso.
Pero realmente la anciana no era tan buena como a primera vista dió la impresión. La vieja era una bruja mala malísima que lo que hacía era engatusar a los niños, es más, había hecho construir su casa para tentar a los menores. Cuando alguno de los golosos chicos entraba en su casa ella le mataba, le cocinaba y luego se lo comía hacíendose un homenaje, así de sádica era esta buena mujer. La bruja era muy mayor y veía menos que un gato de escayola, pero tenía muy buen olfato y era capaz de oler a cualquier jovenzuelo que pasara por los alrededores. Cuando vió que Hansel y Gretel habían caído en la trampa y habían mordido el caramelo, la vieja se frotó las manos y se río como hacen las brujas en estos casos: "Jua-jua-jua, ya los tengo y no se escaparán". Muy pronto por la mañana, y antes de que amaneciera, la vieja se levantó y fué a ver a los niños mientras dormían, pero no para velar por sus dulces sueños, sino para comprobar la calidad de los ingredientes de su futuro bacanal. Con su mano arrugada, toda huesos y pellejos, levantó el brazo de Hansel: "Vaya bracitos que tiene este crío, ¿es que sus padres no le dan de comer? No creo que el pegamento para la dentadura me aguante como para roer estos huesos, mejor haré en engordarle un poco". La bruja cogió a Hansel y se lo llevó al establo para encerrarle allí. La bruja era vieja, sí, y cheposa, también, y casi no podía andar, pero era campeona de halterofilia de la región y pudo levantar al niño como si tal cosa. Hansel gritó y gritó, pero no le sirvió de nada, ahí se quedaría encerrado durante un tiempo. Después la señora fue a la cama donde aún estaba Gretel durmiendo a pierna suelta. "¡Despierta, so vaga! Anda, pon a calentar agua y prepara algo de comer para tu hermano, que está en los huesos. Cuando engorde me lo comeré". Gretel se puso a llorar desconsolada, pero tampoco le sirvió de nada, tendría que hacer lo que la bruja mandara y hacer de cocinera para su hermano.
Las mejores viandas se cocinaban para Hansel y mientras Gretel se tenía que conformar con peladillas; aunque por las noches, y sin que la vieja le viera, la niña rascaba un poco la pared y cenaba chocolate. La bruja tampoco parecía comer nada de lo que Gretel cocinara, ni tampoco comía nada de los cimientos de la casa, se vé que estaba guardando el hambre para cuando le llegara el momento de comerse al niño. Todas las mañanas, la vieja iba hasta la puerta del establo en donde estaba Hansel recluido y le decía: "Hansel, saca el brazo por entre la reja para que pueda comprobar tu índice de masa corporal". Hansel, que ya iba teniendo unos buenos mofletes y unos brazos rollizos, sacaba un hueso de pollo para que la bruja, que recordemos que no veía tres en un burro, lo palpara. "¡Hay que ver este chico qué poco me come! Así no vas a crecer nunca".
Tras un mes de cebo hanseliano y viendo que el brazo del niño no engordaba, la vieja se hartó de esperar y llamó a Gretel. "¡Eh, tú, pst, Gretel! Vete preparando una buena cazuela que vas a hacer una gran cena. Me da igual si tu hermano está delgado o gordo, me lo voy a comer hoy que ya me suenan las tripas". La niña se puso a llorar desconsolada en lo que llevaba la oya que le habían pedido. "Si al menos nos hubieran despedazado las bestias del bosque, al menos habríamos muertos juntos". "Tú tranquila, hija, si tú serás la siguiente. Ahora enciende el horno". "Señora bruja, yo no sé cómo se enciende el horno, como siempre he cocinado en pucheros...." "Quita p'allá, niña boba. Esta juventud ya no sirve ni para tacos de escopeta. ¿Ves? Primero se da la llave del butano" Continuó la lección sobre el encendido del horno mientras la anciana se inclinaba hacia el fondo del horno - "...luego se enciende el fuego así...". Cuando Gretel vió el culo de la bruja en pompa le dió tal patadón que la metió de cabeza en el horno. Rapidamente cerró la puerta de hierro para impedir que la vieja saliera de allí. La bruja gritó, chilló y auyó mientras su pellejo se hacía corteza, pero Gretel no iba a salvarla; la niña había salido corriendo en busca de su hermano.

Gretel prepara los ingredientesLa vieja contorsionista cabe perfectamente dentro del horno.

Cuando Gretel abrío la puerta de la prisión en la que estaba su hermano, los dos celebraron la muerte de la bruja, se abrazarón, se besaron y se pusieron a dar saltos... no muchos porque Hansel había engordado bastante y le costaba respirar un poco y Gretel estaba hecha un esqueleto de lo poco que había comido durante su cautiverio. Como ya no tenían nada que temer, volvieron a entrar en la casa, que aunque olía a chamusquina no les importó. En todos los rincones de la casa encontraron montones y montones de perlas y piedras preciosas, así que se llenaron los bolsillos con todo lo que pudieron y Gretel también llenó su mandil. Cuando hubieron cogido todas las joyas de la bruja, emprendieron su camino de vuelta a la casa familiar.
Esta vez no estuvieron tantos días andando sin parar. Cruzaron un lago y empezaron a ver zonas del bosque que les resultaban familiares. Y por fin llegaron vieron a lo lejos su casa. Los niños se echaron a correr para abrazar a su padre. El pobre hombre no había tenido ni un momento de alegría desde que dejaran a los niños solos en el bosque, y además su mujer había muerto. Gretel sacudió entonces su mandil y un montón de joyas calleron a los pies de su padre. Hansel también se vació los bolsillos de perlas, gemas y piedras preciosas. Desde aquel momento se acabaron las penurias en casa de Hansel y Gretel, y vivieron felices y comieron perdices, y jamón, y langosta.

3 Comentarios:

  • ¿Y Gretel no se entregó a las autoridades para confesar su crimen alegando defensa personal?Y no sólo eso, sino que roban la casa dejando huellas dactilares y marcas de mordiscos en todos los muros.
    Como vengan los de CSI Hansel y Gretel se les cae el pelo, vamos...
    Por qué los cuentos alemanes son siempre tan cruentos....

    Por Blogger Di, el 09 mayo, 2008 13:05  

  • Pues según parece Gretel jamás confesó el asesinato que cometió, ni el secuestro del que fue víctima, ni el robo que cometió con ayuda de su hermano. Las autoridades jamás descubrieron el crímen puesto que para eso todos los protagonistas del cuento vivían en un espeso bosque...

    Por Blogger marijelo, el 11 mayo, 2008 15:13  

  • En un cómic que colecciono, "Fábulas" (en original "Fables", por una vez no se les ha ido la pinza a los traductores), Hansel acaba convertido en un inquisidor de tomo y lomo, adicto a la caza y quema de brujas.

    Cuando pueda te paso algún número, seguro que te resulta muy interesante.

    Por Blogger Tipo Deincógnito, el 01 julio, 2008 11:20  

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