Cuentitis aguda

domingo, mayo 20, 2007

El Hombre de Jengibre (y II)

El Hombre de Jengibre es un cuento extremadamente popular en Estados Unidos a pesar de su simpleza. Primeras versiones de la vida y milagros del dulce corredor fueron publicadas a mediados del siglo XIX en Noruega y Alemania, pero su protagonista no era una galleta sino un panqueque. Durante ese mismo siglo, la historia saltó el charco y se hizo muy conocida en Estados Unidos, ahora sí con una galleta (gingerbread/pan de jengibre) como protagonista.
También el cuento del Hombre de Jengibre ha sufrido evoluciones y cambios: el protagonista acaba viviendo en una casita de chocolate y no comido por un zorro; o acaba devorado por el zorro cuando éste le está ayudando a cruzar un río; o el zorro consigue comerse a la galleta gracias al engaño de la sordera...
A pesar de que pueda tener un final un tanto violento, no olvidemos que el Hombre de Jengibre es comida y la comida suele acabar de esa forma, siendo consumida.

PanaderíaHombre de Jengibre en la panadería Herbert's en Bristol, Inglaterra.

Psicoanálisis de cuentos de hadas hablan de la primera aparición del Hombre de Jengibre saliendo del horno como de un parto y cosas así. Pero lo que nunca nadie parece entender es por qué el Hombre de Jengibre ya sale del horno corriendo, es más, se pasa toda la historia corriendo, hasta que por fin hay un alma caritativa que lo devora como todos estábamos deseando. Si el Hombre de Jengibre corre para no ser comido, ¿por qué llama la atención de la gente y los animales y les reta a que le persigan?.

Adolfo JengibreHe huído de una viejilla, he huído de un viejillo, ¡y también puedo huír de vosotros, eje aliado!.

Este cuento de hadas es tan importante en la literatura infantil norteamericana como lo puedan ser Cenicienta o Blancanieves y los Siete Enanitos, de ahí que Jengibre sea uno de los personajes de la serie de películas Shrek.

JengibreEl Hombre de Jengibre es un amiguito de Shrek.

En Estados Unidos es muy común hacer galletas de pan de jengibre con las más diversas formas, aunque las más normal es la de "gingerbread man" hay gente para todo y para prueba esta foto.

CarcassonneJuego Carcassonne para frikis golosos.

martes, mayo 15, 2007

El Hombre de Jengibre (I)

H
abía una vez un viejillo y una viejilla que vivían en una casilla en el límite del bosque. Habrían sido felices y comido perdices si no fuera porque no tenían niñillos... y los deseaban de verdad, pero claro, a su edad ya era imposible (en aquella época no había los adelantos de ahora ni tenían el dinero de Ana Rosa Quintana).
Un día, cuando la viejilla estaba horneando galletas de jengibre, decidió cortar la masa con la forma de un niño y ponerlo en el horno.

MoldeMolde para la producción de Hombres de Jengibre en cadena.

Cuando sonó el reloj indicando que el tiempo de cocción había terminado, la viejilla fue a ver si la masa había subido, pero tan pronto como abrió la puerta del horno, el Chico de Jengibre salió de él corriendo a toda velocidad.
La viejilla no sabía muy bien por qué corría el Hombrecillo de Jengibre, asi que llamó a su esposo, los dos cogieron sus andadores y se echaro a correr tras el Chico de Jengibre. Pero a pesar de ser los ancianos más rápidos de su barrio en las carreras con andador, no pudieron alcanzar al Hombre de Jengibre.

Saliendo del hornoCon tanta carrera el Hombre de Jengibre se va a enfriar.

Con la carrera que se pegó el dulce, pronto llegó a un granero donde trabajaban unos hombres. El Chico de Jengibre les chilló sin parar de correr: "He huído de una viejilla, he huído de un viejillo, ¡y también puedo huír de vosotros!".
Los trilladores entendieron la frase absurda del ser se jengibre como un desafío, y como todos eran muy chulos y muy peleones, se pusieron a correr tras el Chico de Jengibre, pero por mucho que corrieron no le alcanzaron. El chico siguió corriendo hasta que llegó a un campo lleno de segadores trabajando. El jóven galleta chilló: "He huído de una viejilla, he huído de un viejillo, he huído de un granero lleno de trilladores, ¡y también puedo huír de vosotros!".
Los segadores que tenían muy pocas ganas de trabajar y sí muchas ganas de callarle la boca al jengibre corredor, se echaron a la carrera, pero tampoco le pudieron alcanzar. El chico siguió con sus prisas y llegó hasta un prado donde había una vaca que estaba pastando tan ricamente. El chico dulce le chilló a ésta también: "He huído de una viejilla, he huído de un viejillo, he huído de un granero lleno de trilladores, he huído de un campo lleno de segadores, ¡y también puedo huír de ti!".
Pero aunque la vaca corrió todo lo que pudo (que no era mucho porque temía vomitar el pasto que estaba comiendo) no logró alcanzarle. El maratoniano siguió corriendo y se encontró con un cerdo que se revolcaba en el barro y le gritó: "He huído de una viejilla, he huído de un viejillo, he huído de un granero lleno de trilladores, he huído de un campo lleno de segadores, he huído de una vaca tragona, ¡y también puedo huír de ti!".
El cerdo también se picó con la impertinencia del chico y salió tras él, pero tampoco le pudo alcanzar. Y entonces el corredor obsesivo se encontró con un zorro y a éste le chilló también: "He huído de una viejilla, he huído de un viejillo, he huído de un granero lleno de trilladores, he huído de un campo lleno de segadores, he huído de una vaca tragona y de un cerdo cochino, ¡y también puedo huír de ti!".
"¿Cómo dices, galleta? No te oigo bien" - dijo el zorro - "¿Por qué no te acercas un poco y me lo repites? Es que estás un poco lejos".
El Hombre de Jengibre se acercó al zorró y le volvió a decir: "He huído de una viejilla, he huído de un viejillo, he huído de un granero lleno de trilladores, he huído de un campo lleno de segadores, he huído de una vaca tragona y de un cerdo cochino, ¡y también puedo huír de ti!".
"Nada, aun no te oigo bien, que has huído ¿de qué?"
El jengibre se acercó aun mas: "Que digo que he huído...."
"Chico, como no vengas más cerca no te voy a entender. ¿Por qué no vienes aquí a mi lado?"
El galleto, que corriendo no tenía precio pero que de cerebro andaba un poco escaso, se fue al lado del zorro para repetirle su frase célebre: "Te decía que he huído..." Y antes de que pudiera acabar su frase el zorro se lo empezó a comer. Y el Chico de Jengibre dijo: "¡Oh! Ya sólo queda la mitad de mí". Y después: "¡Oh! Ya sólo queda un cuarto de mí". Y al final: "¡Oh! Ya no queda nada de mí." y el Chico de Jengibre ya no habló nunca más.

AnuncioEl zorro va a necesitar leche para que le pase el Hombre de Jengibre.

lunes, mayo 14, 2007

La Bella Durmiente peina canas

Bella Durmiente esperandoA la Bella Durmiente también le abandona su príncipe por la PlayStation.

domingo, mayo 13, 2007

Los tres cerditos (y II)

Foto de familiaFoto de familia.
El cerdito empollón nunca compartió las ideas de sus dos hermanos.


Los tres cerditos fue publicado por primera vez en 1843 en el libro de cuentos "Nursery Rhymes and Nursery Tales" del inglés James Orchard Halliwell (uno de los 12 miembros fundadores de la Percy Society). La historia de los tres puercos arquitectos tiene bastantes semejanzas con la historia de "El lobo y los siete cabritillos", por aquello del lobo feroz intentando entrar en las casas y comerse a sus habitantes.

Casa de pajaEl primer cerdito murió de un infarto.

Mientras que el Lobo Feroz que se inclina por la carne de cabra intenta entrar en la casa de su futura comida a base de trucos y estrategias de engaño, el Lobo Feroz que gusta de las barbacoas parrilleras es algo más básico y no utiliza su cerebro sino sus potentes pulmones para entrar en las casas de los cochinos.
A parte de la diferencia intelectual de los lobos, también está la diferencia entre la forma en la que mueren. Mientras que el que se enfrenta a la cabra muere tras una sofisticada intervención quirúrgica, el que se enfrenta al cerdo empollón muere en una olla expres. Está claro que el nivel estratega de los protagonistas de los dos cuentos es equivalente al de sus feroces enemigos.

Cerdos con complejo de monosLos cerdos al más puro estilo de los Monos Sabios.

Este cuento, como tantos otros, ha sufrido muchísimas variaciones y el final cruel de la cena-homenaje que se da el cochino ha sido sustituido por el salvamento de sus dos hermanos al más puro estilo mamá-cabra. En otras versiones del cuento el Lobo Feroz no se llega a comer a los dos primeros cerdos, sino que éstos huyen y se refugian en casa del hermano listo.
Como en tantas otras ocasiones, la factoría Disney (cuidado con el enlace que suena) ha influido sobremanera en el relato de "Los tres cerditos" gracias al corto del mismo nombre creado en 1933, y cuya canción "Who's Afraid of the Big Bad Wolf?" fue utilizada durante los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial para mostrar la actuación de Occidente permitiendo a Hitler seguir con sus adquisiciones territoriales sin llevarle a la guerra.

Cerdos DisneyLos tres cerditos Disney guardan un buen recuerdo de su padre.

Aquí se puede ver el cuento narrado (en inglés) por Cristopher Walken con mucha gracia.

Salsa barbacoaSalsa barbacoa "Three Little Pigs Huff and Puff"
("Tres cerditos soplaré y soplaré").